sábado, 7 de mayo de 2011

Estepa y pradera

ESTEPA
Cuando la pradera, de hierbas altas y abundantes, se extiende a zonas donde las precipitaciones son escasas, deriva en terrenos cubiertos por hierbas más bajas y menos numerosas. Lo que fue pradera asume así las características de estepa.
Suele definirse la estepa como un desierto frío, para diferenciarla de los conocidos desiertos tórridos. La estepa es un bioma típico de las regiones más alejadas del mar, por lo que su influencia moderadora de las temperaturas es escasa o nula. El clima es árido y netamente continental, es decir, con temperaturas extremas: la media anual es de -12ºC. La amplitud térmica anual -diferencia de temperatura entre invierno y verano- es grande; los veranos son secos y los inviernos, largos y fríos. El factor limitante es el agua: la media anual de precipitaciones llega a 250 mm. Estos rasgos hacen que este bioma aparezca como una gran extensión, con manchones de hierbas bajas, zarzas espinosas y matorrales.
Los suelos que componen las estepas están poco desarrollados. Son ricos en elementos minerales pero con poca materia orgánica, por lo común menos que en las praderas.
Las distintas tonalidades que se observan en los suelos de la estepa se deben a los contenidos de óxidos de hierro, que si son elevados les dan una coloración rojiza. En general son suelos duros porque nunca han sido roturados.

Adaptaciones de las plantas:

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