En general se trata de bosques densos que miden entre 15 a 40 m de altura, y más o menos cerrados por la manera en que las copas de sus árboles se unen en el dosel.
Cuando menos la mitad de sus árboles pierden las hojas en la temporada de sequía.
Sus temperaturas son de 0°C a 28 °C .
Entre sus formas arbóreas se pueden encontrar ejemplares de "parota" o "guanacaste", "cedro rojo" así como varias especies de Ficus junto con distintas especies de lianas y epífitas.
Su distribución geográfica se presenta de manera discontinua desde el centro de Sinaloa hasta la zona costera de Chiapas, por la vertiente del Pacífico y forma una franja angosta que abarca parte de Yucatán, Quintana Roo y Campeche, existiendo también algunos manchones aislados en Veracruz y Tamaulipas.
Gran parte de área ocupada por la vegetación original, es usada ahora para agricultura nómada, de riego y temporal, así como para cultivos principalmente de maíz, plátano, fríjol, caña de azúcar y café. También algunas especies de árboles son usadas con fines maderables.
Adaptaciones de las plantas:
Lo que caracteriza a las plantas en estos sitios es su capacidad de adaptación a las condiciones de clima y de estacionalidad en las lluvias, con temporadas de sequía prolongadas y con suelos rocosos y poco profundos. La falta de lluvia durante todo el año hace que muchas plantas se vuelvan “evasoras de la sequía” a través de la pérdida de hojas. Con este mecanismo se evita que haya daño permanente en la planta; aunque durante la sequía al no tener hojas tampoco hay fotosíntesis lo que se traduce en que tampoco hay crecimiento.
Adaptaciones de los animales:
Varios animales entre las aves y los mamíferos, realizan migraciones a este tipo de ecosistemas ya que las condiciones ambientales son más favorables para reproducirse y mantenerse vivos
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